Esta semana el mercado bursátil ha estado marcado por mucha volatilidad, debido principalmente a dos factores. El primero de ellos es el reporte de empleos publicado la semana paada, que salió peor a lo esperado e hizo que muchos empezaran a temer una recesión económica en los Estados Unidos.
Por otra parte, el hecho de que el banco central de Japón inició un programa de reducción de incentivos financieros al mercado local, que mantuvo hasta el martes, propiciando un inicio de semana muy inestable.
Al correr de la semana empezaron a llegar la buenas noticias, y una de ellas fue que el banco nipón desactivó el plan que había anunciado previamente, a lo que se sumó la data de aplicaciones a beneficios de desempleo en EE.UU. que rompió con la tendencia de resultados que empeoraban semana tras semana, durante los últimos dos meses.
Esta combinación de factores benefició positivamente a los mercados, que si bien siguen ansiosos por una posible desaceleración económica, ya no esperan algún crash o intervención de emergencia de la Reserva Federal, y se están enfocando más en que se trata de una situación de desaceleración, pero no de depresión económica.
Ahora solo resta esperar por la data de inflación de la próxima semana, que será la que ayude a aclarar el escenario que se está planteando para la economía estadounidense.
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