EN RESUMEN
- Trump anunció más aranceles para el acero y el aluminio.
- México y Canadá fueron eximidos… por ahora.
- La importación del acero no es la única causa de la destrucción del empleo.
ARANCELES LLEGAN CON CARTA DE RENUNCIA
LA NOTICIA
Los nuevos aranceles anunciados por el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, podrían marcar el inicio de una guerra comercial innecesaria porque, como se sabe, en una confrontación de este tipo solo se pierde. Y esta no sería la excepción.
DAME CONTEXTO
Ese anuncio ya ha generado sus consecuencias en lo interno. El pasado 6 de marzo, los futuros de la bolsa cayeron 400 puntos tras conocerse que Gary Cohn, el principal asesor económico de la Casa Blanca, había renunciado.
ES MÁS
Los medios atribuyeron su salida al desacuerdo con el presidente sobre la propuesta de imponer aranceles de importación de 25% para el acero y de 10% para el aluminio, lo que recoge la tesis de Trump: “Si no quieren pagar impuestos, traigan su planta a Estados Unidos”.
RETROCEDE
Cohn ha sostenido que una guerra comercial afectaría no solo a rivales tradicionales como China, sino también a sus aliados comerciales: Canadá, Corea del Sur y Alemania, de los cuales EEUU importa 29% del acero que consume.
¿QUÉ MÁS PASÓ?
Estos países han anunciado que podrían tomar medidas retaliatorias, por lo cual EEUU puede salir perjudicado. Trump finalmente eximió a México y Canadá y esas presiones impositivas se trasladan a las negociaciones del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN).
PARA NO PERDER DE VISTA
El efecto es que, lógicamente, el costo del acero y del aluminio aumentará. Y, en consecuencia, va a perjudicar más que a beneficiar la economía, mientras que la industria de metales será la única ganadora.
EN FIN
Si el aluminio sube, las latas de cerveza o gaseosas, por ejemplo, se encarecerán, lo que generará una subida de precios en el resto de esa cadena. Si sube el acero, el ensamblaje de autos también lo hará. Alguien tendrá que pagar esa “cuenta” y, naturalmente, será el consumidor estadounidense.
SIGUE LA PELEA DEL SIGLO: HOMBRE VS. ROBOTS
LA NOTICIA
El principal objetivo del ataque de Trump es China. Según el inquilino de la Casa Blanca, el gigante asiático es un competidor abusivo, cuyas prácticas perjudican a la industria siderúrgica estadounidense y a sus trabajadores.
HAGAMOS MEMORIA
Cuando analizamos el contexto, la razón fundamental es muy distinta a la que pregona el mandatario de EEUU en torno a que las importaciones de acero destruyen el empleo, aunque la gráfica de la tendencia de plazas de trabajo en la industria de acero apoya, en principio, el argumento de Trump.
POR ÚLTIMO
Los verdaderos culpables de la reducción de empleos son los avances tecnológicos. Los robots aumentan la productividad. Al final, se trata de una ecuación sencilla: los fabricantes pueden hacer más con menos trabajadores. Seguramente el costo de importar del exterior también influyó, pero no es un factor determinante.
EN CONCRETO
La data histórica revela que aranceles colocados en la industria de metales han hecho poco para detener la ola de importación. En 2002, el entonces presidente George W. Bush los impuso para proteger a la industria acerera y suprimió la medida al cabo de dos años por un resultado desastroso al encarecer los precios.
CONCLUSIÓN: UNA DECISIÓN SIN MUCHO SENTIDO
La renuncia de Cohn tiene sentido. La política de Trump, no mucho. En su intento de proteger la economía, terminará logrando lo contrario. Mientras tanto, los mercados estarán nerviosos ante la posibilidad de una guerra comercial. Hay que estar pendientes de la data técnica y fundamental para mirar en el bosque de los activos.
